Segurmente mucha gente me verá como la loca de los conejos, incluso gente con la que me junto ahora mismo en las quedadas. He visto más de una vez que se quedan un poco extrañados cuando les digo que son míos y no de acogida de la asociación, pero realmente dos fueron de acogida durante un tiempo.
Sé que esto es un gasto y una responsabilidad, y que, por supuesto, también hacen que no pueda tener tanta libertad como quisiera, pero no puedo describir lo que siento hacia estos bichos, pues a pesar de toda la responsabilidad que conllevan me merece la pena.
Hace tiempo pensé que era demasiado tenerlos a todos, porque además tengo que andar sacando por turnos a cada uno ya que no pueden estar juntos, el primero que pensé en dar es a Bruce, pero lo he pensado mucho y me siento realmente mal haciendo eso, porque los pobres ya han sufrido abandono una vez y no quiero que vuelvan a tener que sufrir otro cambio.
Sé que no es algo que tuviera planeado, sé que iban a estar temporalmente conmigo y eso lo aceptaba encantada, y que luego pensé que quedármelos, pero tampoco me hacía mucho a la idea hasta que me dijeron que oficialmente pasaban a ser mios. En ese momento sentí un poco de agobio por todas las cosas de las que tenía que hacerme responsable por ser oficial, pero con el tiempo he aprendido que merece la pena.
Quizá con Aika y Bruce no llegue a tener el mismo nivel de complicidad y comprensión que con Leben, pero después de este tiempo he podido comprobar que por su parte confían plenamente, ya que como suele pasar en esto los animales viven el presente y olvidan rápido los problemas que han tenido antes. Sé que tengo que dedicarles más tiempo y que eso hará que no pueda dedicarlo a otras cosas, pero realmente me merece la pena.
La gente no me entenderá, pero a mi me gusta poder ayudar a estos animalillos, aunque cuando empecé con ellos no pensé que un conejo pudiera dar tanto a cambio de tan poco. Sé que no es como un perro, pero tienen su forma de comunicarse, su lenguaje propio, y cuando aprendes a entenderlo cada salto o ladeo de cabeza te hace pensar que realmente todo esto merece la pena.
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