Muchas veces me pregunto qué he hecho con mi vida, o qué haré con ella. Y entonces me pregunto si he vivido.
Desde que me saqué el bachillerato he estado en un instituto de Getafe sacándome el primer año del módulo de informática, después me cambié al segundo año al Jovellanos en Fuenlabrada. Luego pasé a la universidad en Móstoles, y también he pasado por el Salvador Allende para hacer el ciclo de dietética.
Mi primer trabajo fue de programadora, después he pasado por promotora y profesora particular.
Ha viajado a Valladolid y Barcelona a conocer amigos. Tengo pendientes ir a Galicia y Asturias a visitar a otros a los que quiero mucho.
He visto las marismas de Doñana. He paseado a caballo por la playa, aunque fuera un paseo corto.
He sentido la magia de la ciudad encantada de Cuenca, "navegando" en el mar de piedras, dando rienda suelta a la imaginación para dar una forma conocida a la naturaleza. He visto las casas colgantes y me he quedado mirándolas como tonta preguntandome cómo se hicieron.
Me he metido en las Médulas, sintiendo como sus colores y su historia me inundaban. He nadado en Sanabria sabiendo que era un glaciar. Me he dejado inundar por los colores de la vitrina de la catedral de León.
He subido a los picos de Europa, y me he asomado al mirador aunque me daba miedo. He esperado más de una hora a que la niebla se disipara para poder observar mejor el naranjo de Bulnes.
He sentido la arena de las Cíes bajo mis pies, subido al faro y escuchado las olas chocar aunque no se veía el mar por la niebla. He paseado por las calles de Santiago viendo como la mezcla de culturas estaba presente en cada rincón. He visto la alegría en la gente al llegar al final del camino y pasar a besar al santo.
He conocido las praderas verdes de Andorra, recorrido las pistas de esquí cuando solo el sol las cubría. He subido hasta casi el último piso de Caldea para poder observar mejor la ciudad. He pasado las tardes de tienda en tienda de perfumes, teniendo por cada centímetro de mi cuerpo un olor diferente.
He visitado el Guggenheim, dejando que el arte me traspasara los poros hasta hacer prácticamente que me meara.
He visto Ordesa y monte perdido desde todos los puntos posibles.
He dormido en medio de un camping improvisado en Villarobledo, desayunando nocilla y recorriendo medio pueblo para encontrar comida.
He pasado noches en vela en Pinto, sentada bajo las estrellas, teniendo conversaciones absurdas.
He hecho un curso de habilidades para una vida saludable, conociendo interiormente a personas que jamás habría ni mirado. Descubriendo Aranjuez por la noche, y descubriendo lo que dos cafés pueden hacerle a mi cuerpo.
He escapado al pueblo de una amiga, mintiendo a su madre y la mia, y haciendo mil cosas para que no nos descubrieran. He recorrido cinco kilómetros andando para llegar al pueblo por una carretera pequeña.
He pasado noches enteras jugando al ordenador, con más gente y esperando a que llegue el siguiente puente o fin de semana en el que se vuelva a hacer.
He dormido en el suelo del salón porque no había más cama donde dormir.
Y tantas otras cosas que ahora mismo no soy capaz de recordar claramente.
A veces me siento impotente y absurda por no tener planes de futuro, pero realmente debería mirar y con ello darme cuenta de que he vivido, he descubierto muchas cosas del mundo y debo estar contenta por todo lo que puedo contar.
Me siento feliz con mi vida, me siento feliz con lo que soy.
