El mundo está a punto de volver a la rutina, se acabó el poder despertarse a cualquier hora y pensar en la cantidad de tiempo libre que hay en el día.
Son cosas que deben pasar y no se puede luchar contra ellas.
Así que para celebrar el último día de libertad pensaba en quedar con todas para tomar un último té sin preocupaciones. Pero nada más que Rebe quiso apuntarse.
Así que quedé con Javi a las cinco y nos fuimos a comprar todas las cosas de los bichos, y después a hacer tiempo. Dar una vuelta, entrar a ver gafas... y descubrir que a Rebe la habían secuestrado en las rebajas, por lo que no iba a venir al final.
Llegamos a la tetería después de pasar frío y no había sitio, fuimos a la otra que siempre parecía estar vacía pero para llevarnos las contraria estaba también llena. ¿Por qué todo el mundo quiere ir al mismo sitio el mismo día y a la misma hora?
Así que para no pasar frío nos metimso en un bar, que ahora ya sé porque estaba vacío, más caro no podía ser el mamón.
Y con esto se consumió el último día, quizá demasiado frío pero teniendo en cuenta que es enero es de lo más normal.
Mañana volverán las preocupaciones.
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