Siempre se me olvida la importancia de las pequeñas cosas, esos detalles que se dejan pasar y nunca nos paramos a ver.
Un abrazo, un beso, cosquillas, conversación, silencios... todo en su conjunto hace que se llegue a la felicidad, y no solo a un estado de alegría.
Hasta las personas más fuertes necesitan ese pequeño empujón, esas palabras que te hacen ver que estás haciendo algo bien, una pequeña felicitación que tan difícil le es dar a alguna gente.
Y ahora tendré que dar lo máximo de mi para poder demostrar que no voy a fracasar por mucho que los demás se empeñen en ello.
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