martes, 1 de mayo de 2007

La cuenta atrás llega a su fin




Prácticamente mi estancia en Barcelona ha acabado, me quedan menos de 24 horas para irme, no quiero contar exactamente las que quedan porque eso me deprimiría aun más. Pero parece que fue ayer cuando llegué y me veía con muchos días por delante para disfrutar.

Se acumulan recuerdos de lo pasado en estos días, las palabras se llenan de nostalgia al saber que son las últimas que se dirán cara a cara hasta dentro de un tiempo, las promesas se vuelven a sentir lejanas ya que los vemos mañana dejan de existir.

Y la incertidumbre de no saber cuando será la siguiente hace que la tristeza sea mayor, puede que sea el mes que viene, o el año que viene, o quizá en una semana, pero se ve realmente lejana y confusa.

Dejo muchas cosas hechas que prometí en la vez anterior, me llevo momentos irrepetibles que sé que quedarán en el recuerdo siempre, pero, de nuevo, vuelvo a dejar algo de mi aquí.

Sé que debo agradecer haber estado, que la gente haya dejado alguna cosa por verme, e incluso sus ganas de que vuelva para poder hacer lo que se ha quedado aplazado durante un tiempo.

Pero odio este momento, pues sé que a cada minuto estaré más lejos, sé que cuando mi tren arranque la distancia se irá haciendo cada vez mayor, a cada minuto que pase dentro de él los kilómetros que nos separan serán aun mayores.

Es ahora cuando me replanteo si merece la pena venir porque la despedida me deja muy mal sabor de boca.


Ahora tan solo deseo volver a casa y estar con los mios, pues solo así se evita la tristeza que dejan los viajes.

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