jueves, 9 de abril de 2009

Un día en el retiro



Cojo la bici, y como bien puedo la meto en el ascensor.

Monto y voy con ella hasta el tren, descubriendo que el camino que normalmente hago como en media hora lo he podido hacer en cinco minutillos. Lo que me ha servido para esperar más tiempo en la estación jeje.

Después en Atocha hemos ido a comprar la comida, porque en casa no tenía nada para poder hacérmelo y después a sentarnos en el retiro.

Cuando ha llegado Rebe con su tropa nos hemos cambiado de sitio, íbamos a usar la bici pero resulta que el tornillo de la rueda de atrás está suelto y se atranca. Es una genialidad pues lo único que he podido hacer es pasear a la bici.

Por la tarde nos hemos vuelto antes de que la gente usara masivamente el tren jejeje.

Y con esto termina la aventura del retiro, ha sido corta pero seguro que no la última porque tendremos que ir más veces a probar la bicicleta.

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