miércoles, 11 de abril de 2007

Cansada, realmente cansada



Volví a sentir los duros miércoles sobre mi piel.
Volví a madrugar con la impresión de no haber dormido lo suficiente.
Perdí media hora de sueño porque me dio un tirón en el gemelo (estando en la cama, es la segunda vez que me pasa sin saber por qué).
Desayuné viendo unos dibujos que no me gustan.
Estuve masajeándome la pierna para que dejara de doler.
Salí de casa dirección al metro, sintiendo a cada paso como el músculo estaba resentido.
Llegué a la estación pensando que había llegado tarde.
Cogí el tren justo y me junté con Álvaro.
Esperamos juntos a que llegara Javi.
Llegó el tren y una vez más se me enganchó el abrigo en el banco.
Pasé media hora en el metro de camino a la universidad.
Anduve hasta la clase resintiendome aun de la pierna.
Aguanté dos horas aburridas de AFE.
Soporté la hora de IS.
Me sentí perdida en la clase de SO.
Mi mente desconectó en las clases de HUM.
Comí en 15 minutos.
Tuve dos horas de prácticas.
Salí dirección al metro, notando aun dolor.
Esperé una hora de viaje hasta Getafe.
Di clase al niño durante dos horas.
Salí de nuevo dirección a casa.
Aguanté otros 20 minutos en el metro (y esta vez nadie se me acercó).
Subí la cuesta notando como mi pierna no quería.
Llegué a casa y vi que me esperaban a cenar.
Cené con ellos aunque no hablamos casi.
Cogí a Leben para traerlo a la habitación.
Me senté en la silla y mi cuerpo parecía flotar.
Mi mente dejó de pensar.
Mi cuerpo renunció a moverse.
Mi pierna decidió seguir doliendo.

Quizá parezca un día largo, pero realmente así son mis miércoles.

Y por lo tanto no me importa repetirlo la semana que viene.

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