Y llegó el domingo, un día para estar tranquilos y reflexionar sobre todo. Para algunos un día deprimente, para otros un día donde se piensa en todas esas cosas que se deben hacer de aquí en adelante. Viendo fotos que tengo por aquí perdidas me doy cuenta que necesito ver a esa gentecilla que hace mucho con los que no queda, y volver a pasar grandes ratos tirados en el césped del retiro sin contar nada pero sin parar de hablar. Simplemente estar juntos y pasarlo bien.
Qué ganas de que llegue de una vez el calor y poder estar en la calle sin pensar en qué parte del cuerpo será la próxima en congelarse, poder quitarme por fin el abrigo y tener más libertad de movimiento, poder estar en la calle sin tener que buscar un sitio donde refugiarse del viento y la lluvia.
Estoy melancólica, sí, pero a la vez contenta.
Y de regalito una foto de este bicho que deja todo lo que esté haciendo con tal de que le dé una chuchería, el que es goloso lo es con ganas.
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